Por Miguel Pérez, estudiante de 3º de ESO del colegio Nuestra Señora de La Paz de Torrelavega
Desde hace bastantes años, las fronteras españolas se han resignado a extenderse por poco más que tres cuartos de la Península Ibérica. Del mismo modo, Portugal perdió hace tiempo todos aquellos solares antes suyos, conquistados de la mano de su hermano mayor. Y desde 1640, desde que a Felipe IV se le escaparan los lusos en una mala época, estamos separados. Separados, pero pegados. ¿Contradictorio? Contado así, se plantearía absurdo que nadie hubiera pensado ya en … unirnos. Ya presentado el tema, dejaré mi opinión para el final.
El Iberismo es la idea de asociar dos países, España y Portugal (en algunos casos, incluso se considera unir Gibraltar y Andorra), acercándolos a todos los niveles: social, económico, cultural… y político. El verdadero auge del Iberismo surgió en el siglo XIX (antes de volver a caer en el olvido). Si bien ningún partido político se ha declarado nunca abiertamente ‘iberista’, ha habido personajes a lo largo de la historia (y especialmente pensadores, escritores, etcétera) que han defendido esta idea: portugueses como Costa Cabral, Vitorino Salomé o Antero de Quental, y españoles como Juan Prim, Arcadi Espada o Emilio Castelar, que fue, curiosamente, el presidente de la I República Española, en 1873.
Sin embargo, y a pesar de lo dicho antes, no hay ningún partido Iberista; sí existe el llamado ‘Movimiento Partido Ibérico’, el cual defiende todas estas ideas, proponiendo, entre otras, las siguientes medidas si los países se unieran (las cuales se pueden ver en su web):
- Cultura como inversión y no como gasto.
- Creación de diversas instituciones de justicia.
- Formación de un único Banco Ibérico, funcionando con o sin euro.
- Aumento y fomento del deporte escolar.
Tal vez fracasen estas ideas debido a una falta de marketing. El concepto de la Unión Ibérica no salió de las mentes de los hombres de letras y fueron y son pocos los simpatizantes que dan esto a conocer. No solo eso sino que, a lo largo de la historia, Francia e Inglaterra se han opuesto a permitir que España y Portugal se unan.
Otro factor que se suma es el gran número de nacionalismos existentes, tanto en España como en Portugal, que si de por sí hacían difícil la unión dentro del Estado complican más la unión de dos países. Si se superasen estos antiguos y aún actuales problemas, la empresa del Iberismo sería considerable.
Son varios los sondeos que se han realizado para conocer la opinión ciudadana. Separemos los resultados por países.
España (a cargo de la revista ‘Tiempo’, en el reportaje ‘La Iberia deseada’): Un 45,6% de los españoles se mostró a favor de borrar la frontera, especialmente en las Comunidades Autónomas situadas al borde de esta, cuyos habitantes están ya acostumbrados a pasar la raya tranquilamente. De los votantes, la mayoría mantendría la capital en Madrid, el nombre como España y la monarquía como sistema de Gobierno. Es decir, “ampliarían España”.
Portugal (a cargo del Centro de Análisis Sociales): Un 40% de los lusos aceptarían una unión, mientras que otro 30% se opone totalmente. Esta encuesta fue realizada en 2009, y sus datos han cambiado respecto al 2006, cuando según la encuesta del semanal ‘Sol’, solo un 28% se mostraba a favor. A pesar de esto, la mitad de los encuestados considera importante la enseñanza del idioma Español.
Analicemos varios puntos importantes a medir sobre la hipotética pero posible Unión Ibérica:
Tamaño: Seríamos el segundo país más grande de la Unión Europea, tan solo por debajo de Francia, que nos superaría por unos 76.000 km². Nuestra extensión sería de casi 600.000 km².
Población: Si uniéramos españoles y portugueses, Iberia pasaría de los 57 millones de habitantes, solo por debajo de cuatro países en la UE, al menos según datos del 2011.
PIB. Uniendo las rentas de España y Portugal (que son bastante más bajas), nuestro Producto Interior Bruto sería el decimosegundo más alto de todo el mundo.
La primera bandera fue propuesta por Sinibaldo de Mas y Sanz, español de letras, en 1854. La incluyó en uno de sus libros, el cual trataba este tema. Consiste en cuatro colores que ocupan el mismo espacio del rectángulo, dividido en partes iguales. Los colores son blanco, rojo, azul y amarillo. Sinibaldo también propuso el escudo: el blasón de Portugal y los símbolos de León, Castilla, Aragón y Navarra. Todo ello con una corona por encima y numerosos galardones. Hay numerosos foros en internet donde se discuten estos diseños.
En definitiva, no es una mala idea unir dos países que están solo separados en el dibujo de un mapa. Portugueses y españoles compartimos cultura, historia… y península. En un mundo donde mandan los grandes, hay que unirse para tener peso y nosotros tenemos la opción. Preguntemos al ciudadano.
Etiquetas: estudiantes, opinión, portugal, españa, iberismo, gibraltar, andorra, unión
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