La pandemia ha tenido un impacto negativo en el empleo en general pero sobre todo en el caso de las periodistas. En el total de 8.636 periodistas desempleados registrados a finales de septiembre pasado, las mujeres representaron el 62 por ciento
La FAPE reclama en este 8 de marzo la urgente necesidad de que los editores adopten medidas que acaben con la brecha salarial y el techo de cristal, protejan a las periodistas del acoso laboral y online y faciliten la conciliación entre la vida laboral y familiar.
Las políticas que fomenten la igualdad se hacen más imprescindibles que nunca en el año de la Covid-19, donde ha quedado demostrado una vez más que las mujeres asumieron de forma mayoritaria las cargas de conciliar el trabajo con la atención familiar.
La pandemia ha tenido, además, un impacto negativo en el empleo en general pero sobre todo en el caso de las periodistas. En el total de 8.636 periodistas desempleados registrados a finales de septiembre pasado, las mujeres representaron el 62 por ciento, según el Informe Anual de la Profesión Periodística que elabora la Asociación de la Prensa de Madrid.
Las mujeres periodistas deben tener las mismas oportunidades que los varones periodistas, una equiparación verdadera en condiciones laborales y salariales, por lo que instamos a los editores a que retiren los obstáculos que impiden su acceso a los puestos de dirección, desigualdad que a su vez contribuye claramente a elevar las diferencias de remuneración.
Sirva como ejemplo un informe de estos días de la Unió de Periodistas, asociación federada de la FAPE, que revela que las periodistas ocupan solo el 20% de los puestos directivos máximos de los medios de comunicación valencianos, un porcentaje que se pueda extrapolar al resto del país.
La FAPE también reclama a los medios que promuevan una mayor visibilidad de las mujeres incrementando sus aportaciones y conocimientos a los espacios de opinión e información, dominados abrumadoramente por los hombres.
Por otra parte, la FAPE denuncia que el acoso a través de las redes sociales ha encontrado el camino para hacerse todavía más persistente y peligroso durante la pandemia, situación que padecen las periodistas tanto en los lugares de trabajo como cuando realizan su tarea en la calle. Según una encuesta mundial de 2018 de la Federación Internacional de Periodistas, el 64 por ciento de las periodistas entrevistadas habían sido objeto de acoso en las redes (insultos sexistas, amenazas de violencia, de violación, imágenes obscenas).
Para afrontar este problema, la FAPE urge al Gobierno a que ratifique el convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la violencia y el acoso en el mundo laboral, cuyo objetivo es propiciar un ambiente de trabajo digno y libre de dichas lacras.
En otro orden de cosas, la FAPE rechaza tajantemente la estrategia de aquellas fuerzas políticas que persiguen anular los avances que se han logrado en nuestro país en materia de derechos de las mujeres e igualdad de género, recurriendo en ocasiones a la difusión de noticias, datos y porcentajes falsos. Su verificación y contraste con fuentes fiables es más que una obligación de periodistas y medios.
En este sentido, la FAPE ha suscrito el Manifiesto de Profesionales por la Igualdad y contra la Violencia de Género, que, entre otras cosas, reclama la implicación de los medios de comunicación para lograr una mayor concienciación social contra la violencia machista y el negacionismo.
Aunque se ha registrado un crecimiento de las informaciones de denuncia de las múltiples desigualdades y discriminaciones que sufren las mujeres por el hecho de serlo, es muy importante que los medios, como subraya dicho manifiesto, huyan del lenguaje sexista, dejen atrás el amarillismo, eviten la banalización de la violencia y brinden un tratamiento adecuado para evitar la revictimización de las mujeres.
La FAPE anima a los editores y periodistas a contribuir al establecimiento de una sociedad más libre y justa, en el convencimiento de que esto no podrá ser realidad, especialmente en tiempos de dificultades, si no logramos que la igualdad no sea una reivindicación puntual cada 8 de Marzo sino algo que se defienda en el día a día y por toda la sociedad.