La APC convoca una concentración el próximo 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, a las 13.30 horas en el Monumento a José Estrañi, cuando se cumplen cien años de su fallecimiento
La Asociación de Periodistas de Cantabria (APC) ha convocado una concentración el próximo 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, en el Monumento a José Estrañi (Avenida de la Reina Victoria de Santander), cuando se cumplen cien años de su fallecimiento. La concentración y posterior lectura del manifiesto comenzará a las 13.30 horas.
Fundador de la APC, José Estrañi fue un insigne periodista que da nombre al premio que la APC concede todos los años a profesionales del sector. Por este motivo, hemos decidido concentrarnos frente a este monumento. El Ayuntamiento de Santander acaba de realizar labores de limpieza y adecentamiento del mismo a petición de la propia APC pues consideramos que este es un lugar clave para entender la figura y la obra del gran defensor de la libertad de expresión. Además, solicitamos al Ayuntamiento que se instale un busto del periodista y una placa para contextualizar a José Estrañi.
El Día Mundial de la Libertad de Prensa servirá para hacer una llamada de atención no sólo a los periodistas sino también a las instituciones, poderes y responsables de las decisiones políticas y laborales para que defiendan en todos los casos esta libertad de prensa, sabiendo superar contratiempos personales, empresariales y partidistas.
Libertad de prensa y libertad de expresión van unidas porque para que la primera sea realmente efectiva es necesario que la segunda esté protegida, sobre todo en estos tiempos de proliferación de falsas noticias que buscan precisamente vaciar de contenido tales derechos para minar las bases de nuestra democracia mediante la desinformación y la injerencia en los procesos electorales.
Los parados de larga duración, los autónomos y los falsos autónomos, los becarios y los practicantes aparecen como la parte más perjudicada por la durísima crisis que ha afectado a nuestra profesión en la última década y que no está cerrada.
La precariedad extiende el miedo a perder el empleo y reduce la capacidad de los periodistas para resistir las presiones. En definitiva, pierden libertad, independencia y credibilidad. Los editores y los directores de los medios están obligados a ser los primeros en defender a sus periodistas de las presiones. La libertad de prensa y de expresión se degrada igualmente con la desigualdad salarial que sufren las periodistas y las barreras a su ascenso profesional, a las que hay que añadir las situaciones de acoso en el trabajo y por parte de las fuentes, además del difundido en las redes, que persigue silenciar su voz.
No hay que olvidar que ‘Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia’.