Ponentes en la UIMP abogan por la formación integral y recuperar los valores esenciales del periodismo
Marta Pérez Martínez
Hay que recuperar la calidad en el periodismo y poner en valor la experiencia. Esa es la conclusión a la que se llega tras tres días de ponencias de grandes pesos pesados del periodismo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en el curso 'Periodismo de autor con firma', organizado por la Asociación de la Prensa de Cantabria, con su presidenta, Dolores Gallardo, como directora del mismo.
Del 10 al 12 de agosto, periodistas experimentados, como Rosa María Calaf -antigua corresponsal en Asía de RTVE-, Sergio Martín -director de la tertulia La Noche en 24 horas-, Ana Samboal -periodista experta en economía en Telemadrid-, Fernando Jáuregui -periodista, escritor y tertuliano-, Gervasio Sánchez -fotoperiodista freelance- y los profesionales de las viñetas Forges, Gallego y Puebla han compartido su saber con los asistentes al curso y respondido sus preguntas.
Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), ya lo adelantaba en su charla de apertura del curso: “Los periodistas debemos ir casi siempre a contracorriente. Necesitamos ser incomodos para contar la verdad”. Esa afirmación fue ratificada por los siguientes ponentes y matizada la importancia que tiene la experiencia para poder informar de forma correcta. El conocimiento y la cultura general como armas del periodista para saber qué es y dónde está la noticia. Como afirmó Fernando Rodríguez Lafuente: “Por cada línea escrita, el periodista tiene que tener cien leídas”.
Fue a partir de entonces cuando la preocupación por la decadencia del periodismo en forma de pérdida de calidad y credibilidad pasó a convertirse en parte importante de las exposiciones de los invitados. Rosa María Calaf explicó: “Los periodistas no pueden ser lectores de comunicados”. Y continuó matizando una sutil pero importante diferencia: no es lo mismo comunicar que informar. Puso un ejemplo muy claro: “El comunicador quiere contarte las virtudes de una botella de agua, el informador te cuenta lo que tienes que saber”.
Ana Samboal, periodista experta en economía, fue la primera en indicar otra de las carencias de la prensa actual. La formación que debía completarse con la experiencia de los más veteranos en la profesión, como antes se hacía, ya no ocurre. La presentadora afirmó que se está perdiendo capital humano porque las redacciones se conforman por motivos financieros más que técnicos. “¿De verdad podemos prescindir de periodistas con 55 años al ser prejubilados por criterios económicos? Ni la profesión, ni España, pueden permitirse esa pérdida”.
Sergio Martín, director de La Noche 24 horas, se mostraba preocupado con lo que para él era otro de los fallos: “Se está elevando a categoría de noticia lo anecdótico”. El periodista explicaba que en la actualidad, hay más diferencias entre opinión pública y publicada, pero que el mayor error era construir falsas opiniones a partir de algo que se ha dicho que ha ocurrido sin ser así. “Nos estamos alejando cada vez más de contrastar con las fuentes” explicaba intranquilo.
Por su parte, los profesionales de la viñeta, Antonio Fraguas 'Forges”, José María Gallego, y José Manuel Puebla, con sus risas y bromas, distendieron más el ambiente, aunque también plantearon uno de los problemas, las presiones externas, de los distintos poderes y de los directivos de la propia empresa. Eso sí, con mucho humor e ironía.
Gervasio Sánchez, fotoperiodista, especialista en conflictos bélicos, indicaba uno de los puntos a subsanar relacionado con esas presiones: “Los periodistas deben vigilar el poder en lugar de acostarse con él”. Sánchez, intenso y con algún exabrupto que otro fruto de la pasión en sus afirmaciones, sentenciaba: “El periodismo es sagrado, sin él, la sociedad estaría más maltratada y manipulada de lo que ya está”.
Quizá la solución se encontrase en las palabras de Fernando Jáuregui, quien apuntó el remedio en su ponencia: “Los periodistas debemos hacer una autocrítica muy seria. Esa desidia que se ha instalado de no hacer preguntas, ni chinchar, de no ser incómodos, es nuestro error”. Y sentenciaba: “La educación es la solución. Tiene que haber una revolución social, un cambio de mentalidad. Y mientras los sistemas educativos cambien con cada ministro y gobierno, vamos mal”.