Un año más la FAPE tiene que reivindicar este 25N el fin de la violencia contra las mujeres, contra las periodistas. A pesar de las normas escritas y de los protocolos en el ámbito laboral, el acoso y las amenazas van en ascenso y las redes sociales están a la cabeza como canal para sembrar el odio y señalar a las profesionales de la comunicación.
A veces empieza con un tuit, un comentario anónimo o una mención que se pierde entre otras. En ocasiones es una amenaza directa, un bulo o un señalamiento público. Se trata de distintas formas de violencia a las que las periodistas, especialmente las que ejercen su profesión con perspectiva de género, se enfrentan.
Además, lo que empieza en redes sociales se traslada al mundo real en forma de pintadas, agresiones físicas, difamaciones, etc. Todo ante la pasividad de plataformas digitales, instituciones y, en muchas ocasiones, de los propios medios de comunicación.
Los datos son claros. Según la UNESCO, el 73% de las periodistas ha sufrido violencia en línea. Los ataques crecen cuando las profesionales cubren temas de género, política y derechos humanos.
Detrás de las cifras hay nombres, historias, consecuencias. Algunas periodistas evitan tratar los temas sensibles para evitar ser el centro de acoso y otras se enfrentan a problemas de ansiedad, insomnio e incluso depresión.
La violencia digital es una de las consecuencias de una sociedad en la que violencia machista se mantiene con el discurso del odio que se ha sofisticado y crecido. No podemos obviar que los foros misóginos y el discurso de la ultraderecha han hecho crecer el odio a las feministas. Claro ejemplo lo tenemos en las amenazas a la periodista y politóloga Cristina Fallarás, a la que la FAPE apoyó de forma clara.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) y su Consejo de Género van a lanzar una Declaración con motivo del 25N en la que se ponen de manifiesto los riesgos que están suponiendo en el mundo para las mujeres las políticas negacionistas de la violencia de género.
La FAPE pide que las normativas y protocolos para luchar contra la violencia machista sean claras y que se cumplan siempre con el objetivo de evitar el acoso y de apoyar a las personas que lo padecen. Este 25N debe servir para que la sociedad escuche lo que está pasando y tome conciencia, una vez más, que si se calla la voz de los/las periodistas se estará yendo contra la libertad, contra los derechos de ser informados de la realidad.
El lema de este Día debe ser claro. ALTO A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES.